Tú que fuiste pasado,
jugaste con nosotros sin pensarlo.
Hiciste de tu capa un sayo,
sin mirar por el que había al lado.
Pero no te culpo, porque eras mármol,
que con cincel te fueron tallando.
Tuviste en blanco el mapa y los escritos.
Teniendo que explorar el camino,
equivocarte estaba en tu sino.
También fuiste honesto y listo,
porque supiste dejarnos testigos
para ayudarnos a avanzar menos perdidos.
Hoy que ya es presente,
volvemos a encontrarnos de frente
con esa ola que nos vuelca constantemente
y no hay divinidad que la frene.
Tantas veces nos creemos diferentes
que, aun teniéndote en la mente, no queremos verte.
Ahora que lo vemos todo negro
perdonamos porque tememos,
pero mañana seremos de nuevo ineptos.
Buscamos en el palabrero
cualquier excusa para agradar al resto
y pensamos que esto será eterno.
A ti que serás futuro
te pido que cuides el fruto
que un día estará maduro
y el jardín también será suyo.
Mientras, perdónanos por dejarte este mundo
que sigue lleno de muros.
Sé ancla opuesta a las mareas
y rompe todas aquellas cadenas
que el presente creyó ajenas.
Entiende que tus actos dejarán huellas
que serán importantes para que los de atrás las vean
y de ellos dependerá, cómo las lean.
Celia 10/04/2020
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